CAE ahora a domicilio

A partir de este curso 2013-14 y ante la actual situación económica que venimos padeciendo, nos hemos visto obligados a cerrar nuestro local en El sobradillo (S/C de Tenerife). Sin embargo, con el objetivo de seguir prestando la asistencia necesaria a nuestros clientes, queremos ofertarles la posibilidad de recibir clases particulares a domicilio. Además, hemos incluido en nuestra oferta la educación musical.


* Ed. Primaria - ESO : Lengua, Matemáticas, Inglés, Francés, Técnicas de Estudio, Física y Química, Tecnología...

* Preparación de acceso a ciclos de Grado Medio

* Música: Lenguaje musical, guitarra española y eléctrica, timple, laúd y bandurria, Taller de Canción (cómo crear tus propias canciones).

 
Para reservar horarios o ampliar información no duden en ponerse en contacto con nosotros a través del correo cae@cudecan.es o bien llamando al teléfono 600 50 55 59 (también usamos Whatsapp).

La discapacidad: capacidad para otras cosas

Hoy, lunes 3 de diciembre, se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, un colectivo que veíamos hace unos días saliendo a la calle de forma masiva a protestar por los sangrantes recortes en políticas sociales que se esperan en los presupuestos del próximo año. Quizás gracias a acciones como esas puede este colectivo quitarse parte de ese velo proteccionista con el que la sociedad tiende a cubrirle. Las personas con discapacidad son tan capaces como el resto de opinar y hacer valer su voz en materias políticas, económicas y de muy diversa índole, siempre y cuando se facilite el acceso a la información y los canales adecuados de comunicación.

Esta semana queremos presentarles a un muchacho llamado Pablo Pineda, ni más ni menos que el primer estudiante con Síndrome de Down que se gradúa en una titulación universitaria. Les ofrecemos una interesante entrevista en la que el joven nos expone su punto de vista y su experiencia en determinados asuntos relacionados con la educación, así como su breve incursión en el campo del séptimo arte.


 
La frase 

Pablo Pineda (1975)

"¿Especial? Lo que tengo de especial son unos padres y un entorno que han luchado porque sea lo más autónomo posible"

Nosotros somos los niños

Mañana, 20 de noviembre, se celebra el vigésimo tercer aniversario de la Convención de los Derechos del Niño y la Niña, un tratado internacional adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989. Su origen fue la Declaración de Ginebra de 1924, redactada por Eglantyne Jebb, fundadora de la organización internacional Save the Children. La propuesta de Jebb fue aprobada por la Sociedad de Naciones el 26 de diciembre de 1924. La Organización de las Naciones Unidas aprobó en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, implícitamente, incluía los derechos del niño. Sin embargo, posteriormente se llegó al convencimiento de que las particulares necesidades de los niños debían estar especialmente enunciadas y protegidas.

Sin embargo, y a pesar de ser el tratado internacional más ratificado, es de destacar que la mayoría de las constituciones recogen buenos propósitos y sin embargo casi ninguno de estos propósitos se cumplen. Es decir, la vida real es habitualmente muy distinta de la teoría y las cosas no son tan sencillas como parece.

En realidad todo es una cadena. Si se merman los derechos de los padres o el acceso a los mínimos recursos de sanidad y alimentación, eso repercute en los derechos de sus hijos. Así que es inútil hablar de los derechos del niño y dejar atrás todo lo que concierne a los estragos del sida, la hambruna, la falta de agua potable y la codicia de la mayoría de gobiernos y empresas trasnacionales.

¿Qué podemos hacer? Teniendo en cuenta que los gobiernos están al servicio de las empresas y que éstas dependen del consumo, nuestra mayor arma es el conocimiento de este sistema y el asumir nuestro papel en él con dignidad. Parece obvio que no se puede cambiar el mundo tocando botones desde un cómodo sillón ni buscando el mejor precio entre las marcas de comercio justo en las estanterías de un hipermercado.

Como última reflexión, resulta triste pensar que un día dejamos de tener derecho a divertirnos, a ser felices, a gozar de buena salud o a acceder a la educación. Los derechos que pensamos para los niños y niñas del planeta son también buenos para nosotros. Al menos entre los miembros de nuestro equipo seguimos conectados con el niño y la niña que un día fuimos.


** Haciendo clic aquí pueden descargar varios modelos de esta convención adaptados para edades entre los 6 y los 18 años.