La revolución educativa

Si la semana pasada hablábamos del sistema educativo como un mecanismo obsoleto concebido para fabricar mano de obra en lugar de ciudadanos, en esta ocasión queremos exponer los cambios que precisa la inevitable "revolución educativa". A lo largo de los 30 minutos del espacio "Redes para la Ciencia", emitido por La 2 de RTVE, el psicólogo especialista en educación Robert Roeser, nos da las principales claves para reformar el actual sistema de enseñanza de acuerdo a los nuevos paradigmas en el campo de la educación y la neurociencia.

Resumimos los puntos que más nos han llamado la atención:

* Lo más importante es aprender a reflexionar, a desarrollar el pensamiento crítico y creativo y a profundizar en la gestión de las emociones.

* Las escuelas del futuro darán más peso a la solidaridad y el trabajo en equipo, haciendo sentir a los alumnos que forman parte de la sociedad, que tienen un lugar en ella y que pueden y deben cambiar aquellas cosas que no les parecen justas.

* La educación se ha basado en enseñar cosas para obtener un resultado final, siempre el mismo resultado para todos los niños. Sin embargo, lo bueno de la educación está en la experiencia, en el descubrimiento y no necesariamente en lo descubierto.

* La inteligencia social y emocional está fuera del escenario educativo y es una urgencia abordarlo. Es una necesidad descubrir las propias emociones, determinarlas y aprender a gestionarlas. Pensamiento crítico, empatía, habilidades sociales, creatividad…

* ¿Para qué estudio? Es una pregunta que requiere una respuesta válida. La respuesta tradicional (para encontrar un trabajo bien pagado) ya no sirve porque la respuesta no es válida en nuestro mundo actual y los niños son conscientes de ello.

En definitiva, parece que la escuela del futuro plantea una vuelta al humanismo (un re-renacimiento) para priorizar la calidad de vida de los ciudadanos a la creación en serie de individuos útiles para sustentar el sistema económico y social imperante. Tiene su gracia que estas ideas para la escuela del "futuro" tengan más que ver con togas de la Antigua Grecia que con prendas de la era espacial.


La frase

Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.)


"Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto"

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